Lleva cinco años viniendo a Europa y ha notado el aumento del racismo y de la discriminación durante este tiempo.
Marisa nació en la ciudad argentina de Córdoba. La socióloga tiene 30 años y no es la primera vez que se marcha de su ciudad natal, pues ha estado en 43 países distintos. Hizo parte de su doctorado en Suecia, vivió mucho tiempo en Nueva Zelanda y acaba de llegar del norte de España, del País Vasco.
Marisa llega a Londres para realizar una investigación en la universidad de Birkbeck. Su intención es quedarse tres meses en la capital inglesa, y es que ella es una enamorada de su país de origen.
Su intención es, además, conocer la región y las costumbres de Londres. No es la primera vez que Marisa llega a Reino Unido.
Estuvo viviendo en Oxford y cree que la experiencia de ahora será diferente. Cuenta que la universidad de allí es más elitista y hay mucha distinción entre personas.
“Me han dicho que en Londres la gente no se siente excluida, hay más variedad de culturas” señala Marisa.
El idioma no es un problema para ella, ya que ha cursado el doctorado en inglés. Durante su estancia en Nueva Zelanda mejoró su nivel en esta lengua. Para ella, el país de Oceanía es el menos racista de todos los que ha migrado.
Vino sola pero el hermano de una amiga suya le va a alquilar una habitación. El problema de la estancia se eliminó antes de llegar.
Marisa ha estado viviendo en España y muestra su pesar por la crisis que existe en Europa. “Me da tristeza, es como una avanzada de las políticas neoliberales que se pusieron en Argentina, esto genera en la gente una sensación de incomodidad y por eso aumenta mucho la discriminación racial”, señala de manera clara.
Marisa lleva 5 años viniendo al viejo continente y asegura que, en este tiempo, “ha ido aumentando la xenofobia y el racismo”. “Europa necesita liberarse de esta situación porque genera mucha tensión”, comenta.
“El problema es que la gente mira a los inmigrantes y los ve como ladrones que quieren robar el trabajo, una auténtica injusticia histórica”, asegura.
Marisa cree que es posible revertir esta situación, pero según ella “es necesario que los jóvenes se involucren políticamente en la vida social y que sepan realmente lo que está ocurriendo”.
“A mí me prometieron que esto era el primer mundo, que mejor que esto no hay nada”, declara Marisa.
El problema para ella es que la juventud tiene un desconocimiento de la historia y de las coyunturas políticas, a pesar de que existan las condiciones para tener acceso a esa información.
“Se manipula mucho a la población y eso genera frustración. Me da miedo que la crisis siga en esta línea de racismo y que acabe en algo muy oscuro” añade Marisa.
(Fotos: Pixabay)
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