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Las encrucijadas del inmigrante latinoamericano

Los avances electorales del UKIP con su discurso anti inmigrante y su capacidad de cargar la agenda domestica y las portadas de los diarios con la necesidad de recortar los derechos a los inmigrantes plantean un panorama no muy prometedor. Pero bajo cualquier circunstancia el inmigrante no abandona sus raíces étnicas y culturales.

 

 Claudio Chipana*

 

El inmigrante cotidianamente es interpelado respecto a su ser, ya sea por el lado de su nacionalidad, su identidad personal, sus raíces o la categoría étnica a la que pertenece.

La pregunta que martillea constantemente al inmigrante es el relacionado a su procedencia debido a la otredad de su etnicidad, de su color o de su lengua.

Por ello para el inmigrante y su diáspora se vuelve un imperativo absolver muchas cuestiones relativas al entorno de su origen y al nuevo entorno que le plantea un sin fin de interrogantes.

Ello ocurre en el plano individual y colectivo. Esta batalla identitaria no siempre se le aparece al migrante de modo obvio en lo referente a una autoidentificación étnica o cultural más allá de la identificación por la nacionalidad.

Lo complejo de la identidad étnica del inmigrante latinoamericano proviene del hecho de que la propia noción de identidad latinoamericana es una cuestión que es parte de un debate como concepto.

A ello se suma la adopción de una nueva nacionalidad por parte del inmigrante.

Los latinoamericanos con pasaportes europeos tienden a identificarse como “comunitarios” en alusión a la “Comunidad Europea”.

Sin embargo, para el inmigrante, cualquiera sea su status legal (por ejemplo se pueden tener hasta dos o tres nacionalidades simultáneamente o hallarse en la “ilegalidad”), la cuestión de la etnicidad en tanto pertenencia o no a un determinado grupo étnico, a una determinada comunidad – en este caso a la latinoamericana -, persiste como un problema de elucidación no solo conceptual sino sobre todo práctica.

La legalización del inmigrante, es verdad, aligera algunos aspectos de la inclusión social en el medio pero no resuelve cuestiones de fondo como la inclusión cultural, étnica, y algo tan importante como es el respeto a su etnicidad, a su lengua y a los elementos culturales que aporta el inmigrante.

Bajo ninguna circunstancia el inmigrante no abandona sus raíces étnicas y culturales.

De ahí la necesidad de considerar la identidad individual del inmigrante y la identidad del colectivo.

El Reino Unido es una realidad multiétnica y multiracial, pero no garantiza automáticamente el reconocimiento de las minorías.

Por ello, para los latinoamericanos en el Reino Unido, al igual que para todas las minorías, el reconocimiento como minoría étnica es tan esencial como el status individual.

Calar en la importancia del reconocimiento ha sido la tarea de diversos grupos de la comunidad como lo hizo en su momento LARC (Latin American Recognition Campaign).

El reconocimiento es, en última instancia, el reconocimiento de un individuo como ciudadano con todos sus derechos. Es el derecho a ser incluido sin discriminación de color, raza, lengua o género.

Los logros obtenidos con los reconocimientos de los latinoamericanos de parte de los ayuntamientos de Southwark y Lambeth en los dos últimos años marcan el paso de un derrotero que nos debe llevar a un reconocimiento integral de los latinoamericanos en todo el Reino Unido.

Sin embargo, los avances electorales del UKIP con su discurso anti inmigrante y su capacidad de cargar la agenda domestica y las portadas de los diarios con la necesidad de recortar los derechos a los inmigrantes plantean un panorama no muy prometedor.

 * Miembro fundador e impulsor del Centre for Latin American Identity. 

(Fotos: Pixabay)

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