En Foco, Opinión

Carlos Arango: un periodista de verdad

La abuela contaba cómo fue la infancia de mi padre. Evocaba cómo de niño llevaba descalzo los almuerzos a los obreros del Ferrocarril de Antioquia.

 

Armando Orozco Tovar

 

Carlos Arango Z, del cual llevo su nombre, se inició a lo seis años en el trabajo para ayudar al sustento familiar. De Tulúa, en el Valle del Cauca al occidente de Colombia, a los pocos días de nacido se trasladó por el Eje Cafetero hasta Génova, la población cuna de Manuel Marulanda Vélez, fundador de las Farc. Mi padre, estuvo siempre orgulloso de su vínculo con esta población donde fue bautizado.

Muchos años después, al volver siendo periodista y escritor allá le hicieron un homenaje. Cuando miraba hacia atrás, recordaba, que sólo tuvo zapatos hasta los 9 años. Con tristeza evocaba los días, que iba por los cafés de Armenia,para venderlo en busca del papel de aluminio de los cigarrillos Pielroja.

En la adolescencia aprendió el oficio de zapatería. Trabajo, que le permitió conocer en bicicleta la región del Quindío. Allí entró a la Juventud Comunista (Juco), una organización que le cambió la vida porque le dio educación y formación política. Luego viajó a la Unión Soviética, y otros países europeos.

Libro antigu soledad luz pixabayCarlos mencionaba lo difícil de entender, que le fue el estudio del Capital de Marx, hasta el día que lo lanzó contra la pared desmitificándolo, para perderle el miedo.

Al llegar a Bogotá a inicios de los sesentas abandonó el antiguo oficio para dedicarse a la política. A través del personaje: “Zapatero de Armenia” narraba anécdotas relacionadas con el oficio. Los recuerdos lo hacían llorar. Decía, que aprendió a leer leyendo papeles tirados en la calle.

La familia quedó sin nada cuando Carlos murió, tocándome a mí abandonar los estudios para ponerme a trabajar en cualquier cosa ,y él me hablaba desde la conciencia diciéndome:“Sí yo pude hacer algo partiendo de cero por qué no tú?”

journalism media periodismo libros escribir pixabayCarlos mi padre se enorgullecía de haber escrito reportajes y crónicas de utilidad para entender la historia actual del país, porque no mostraban la cara oficial sino la que los medios nunca muestran. Manuel Cepeda Vargas, padre del actual senador Iván Cepeda Castro, lo vinculo al oficio, y laboró durante catorce años en el semanario Voz, La Verdad del Pueblo, que dirigía.

Carlos escribió y publicó “Crónicas de la vivienda en Colombia”. Y en los ochentas hizo reportajes al Estado Mayor de las Farc, cuando el gobierno realizaba un proceso de paz con esta organización revolucionaria. Entre los primeros títulos, publicados por Carlos Z, periodista de verdad ya fallecido, y que nadie recuerda como ocurre siempre en Colombia, están: “Yo vi morir a Camilo.” “Tres décadas de luchas unitarias.” “Agradezco a Dios y al comandante Uno.” “Crucifijos sotanas y fusiles.” “Con Jacobo, guerrero y amante”, con el que comenzó a dar sus primeros pasos literarios, diciendo: “Ahora comenzaré a escribir como me dé la gana.”

(Fotos: Pixabay)

 

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