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Latinoamérica, síntesis de diversas culturas

La historicidad de la identidad latinoamericana se revela en el hecho de que el concepto de Latinoamérica ha ido variando con el tiempo hasta adoptar un significado de la unidad y la integración entre las naciones latinoamericanas.

 

Claudio Chipana Gutierrez

 

Lo hispano o lo latino como términos para caracterizar la identidad de esta región al sur de los Estados Unidos, o por lo menos a la mayor parte de ella, se deben en gran medida a la lengua y a las culturas heredadas de Europa.

Por ejemplo, las lenguas romances como el español, mayoritariamente hablada en Latinoamérica, o el portugués, así como el catolicismo. Es decir, la hispanidad y la romanidad o latinidad disputándose el lado hegemónico como elementos definitorios del carácter de Latinoamérica.

“Latinos” e hispanos” son los nombres con los que se denominan hoy en día a los migrantes latinoamericanos.

Pero como en toda generalización con estas denominaciones se corre el riesgo de simplificar la riqueza y complejidad de toda la región que hoy se llama Latinoamérica y el Caribe; igualmente se corre el riesgo de obliterar la presencia de los pueblos aborígenes que marcan mucho de la identidad de muchas naciones latinoamericanas.

No obstante, la hispanidad y la latinidad junto con la tradición indígena han cobrado legitimidad como una expresión de lo múltiple y lo heterogéneo que definen a la cultura Latinoamericana. En verdad, lo latinoamericano como identidad es ininteligible sin la influencia europea, negra e indígena y otras influencias.

Precisamente, algunos autores han puesto énfasis en la diversidad y en la fragmentación de la cultura en Latinoamérica y han propuesto la tesis del carácter híbrido de esta cultura.

Algunos autores (García Canclini) sugieren que no hay que hablar de una sino de varias identidades latinoamericanas.

Latinoamérica ofrece así un cuadro esencialmente sincrético y heterogéneo (Cornejo Polar).  El escritor peruano José María Arguedas postuló la imagen de todas las sangres para expresar el encuentro de culturas autóctonas y europeas en la sociedad peruana.

El antropólogo Roger Bartra ha sugerido la figura del ajolote (“axolotl”), una larva de salamandra como metáfora de lo mexicano, queriendo significar con ello un ser difícil de definir, alguien con una identidad a medio camino.

Ya Bolívar había dicho que los latinoamericanos son una especie intermedia entre los “indios” y los europeos.

Otra metáfora recurrente para captar la identidad de Latinoamérica ha sido la de la soledad (por ejemplo García Márquez y Octavio Paz). En un caso, la soledad como una realidad encerrada en una temporalidad apartada del progreso y falto de credibilidad en el mundo circundante, o la soledad como una condición fatalista de la condición humana.

El filósofo mexicano Vasconcelos postuló el mestizaje para definir lo latinoamericano. Habló de una raza cósmica como la expresión de aquel mestizaje como la quinta raza a nivel universal. La idea del mestizaje sigue capturando la imaginación de muchos latinoamericanos incluyendo a los migrantes. Según el reporte No longer invisible (2011) cerca de la mitad de los latinoamericanos que viven en Londres se definen como mestizos.

La historicidad de la identidad latinoamericana se revela en el hecho de que el concepto de Latinoamérica ha ido variando con el tiempo hasta adoptar un significado de la unidad y la integración entre las naciones latinoamericanas, del intercambio y del diálogo de las culturas que conviven en la región.

Adicionalmente Latinoamérica ha devenido un concepto geopolítico que va más allá de lo cultural.

Es el nombre “Latinoamérica y el Caribe” utilizado actualmente designar a la región al sur del río Grande. Es en este contexto que adquieren sentido las frases Nuestra América (Francisco de Miranda y José Martí) y la Patria Grande, términos popularizados y adoptados como símbolos de la unidad latinoamericana.

En consecuencia, Latinoamérica se mueve entre dos coordenadas que marcan su identidad. Por un lado una diversidad y heterogeneidad de etnias, tradiciones populares, lenguas, nacionalidades y creencias, y por otro, una raíz común, una historia compartida y un deseo común de integración de todas las naciones y pueblos que componen la región.

La reapropiación por parte de los latinoamericanos de los términos imaginados desde Europa, en razón de la dialéctica colonialismo/emancipación, ha dado lugar a la reconceptualización del nombre Latinoamérica. Lo ajeno ahora devino lo propio. La identidad latinoamericana es pues una identidad de identidades, es una realidad plural y heterogénea que es compartida y vivida como propia.

Sin embargo, la realidad de Latinoamérica está llena de contrastes y disparidades, no sólo culturalmente sino sobre todo social y económicamente por ejemplo en términos de género y en relación a las poblaciones indígenas.

La disparidad es tal que se ha dicho que Latinoamérica es una de las regiones más desiguales del planeta.

Por su parte los migrantes latinoamericanos juegan un rol trascendental en la transformación de Latinoamérica pues amplían los horizontes de la identidad latinoamericana y crean puentes culturales con culturas diferentes.  Los migrantes posibilitan las condiciones para el diálogo intercultural en la sociedad contemporánea.

(Fotos: Pixabay)

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