En Foco, Globo, Opinión, Reino Unido

¿Somos iguales en el RU? Sé humano

La película «Sé Hombre» (Man up) se proyecta en las pantallas en estos días. Y el título es una expresión que indica que es necesario actuar como hombre, como un hombre tradicional: aguanta y sé duro. «Sé humano(a)» es una expresión mucho más rica.

 

Mabel Encinas

 

«Sé hombre» me hizo buscar una expresión alternativa para animar y dar fuerza, una expresión que apunte hacia el trabajo por una sociedad inclusiva e igualitaria: «Sé humano(a)» .

Esta expresión se hace necesaria en un momento en que es fundamental retar la dirección hacia la cual los planes conservadores parecen apuntar en el Reino Unido.

La filosofía de ‘todos somos iguales’ yace detrás de las políticas conservadoras anunciadas por el gobierno.

Estas políticas están dirigidas a incrementar la libertad orientada al mercado, la reducción del apoyo a la población vulnerable, la dureza en la manera en que se maneja la inmigración y el incremento en el control y vigilancia de la población, entre otras.

Los derechos humanos están en riesgo.

Detrás de la visión del gobierno está la idea de una sociedad igualitaria que considera como algo dado el que todos somos iguales.

Un ‘todos iguales’ indiferenciado asume que las personas somos iguales sin referirse a las experiencias. Por esta razón, detrás de la perspectiva del gobierno hacia la igualdad esta la negación de la historia (las historias, las historias de las mujeres, las historias de otredad).

Como seres humanos, vivimos la vida de maneras particulares.

Nuestras vivencias se alimentan de las tradiciones, realidades y propósitos de los grupos sociales de los que somos parte.

Hay, entonces, una diversidad de historias y realidades. Un ‘todos’ definido a priori niega esas múltiples historias y realidades en las que vivimos.

Este ‘todos somos iguales’ a-histórico falla en reconocer la diversidad.

La igualdad y la justicia son, en cambio, una obra en construcción.

Ambas necesitan edificarse sobre la base del activo reconocimiento de las diferencias, que entraña el establecer diálogos y el trabajar juntos.

Ser humano es convertirse en humano. Somos trabajo en curso, y esto toma tiempo y esfuerzo.

Convertirse en un ser humano consiste simultáneamente en transformar nuestras formas de hacer y en ampliar la conciencia.

Por esta razón, la conciencia conlleva no sólo razonar, sino sentir, para participar en el diálogo con un entendimiento empático y reflexivo, encontrando analogías, y desafiándonos a nosotros mismos y a los demás.

La conciencia comprende el hacer las cosas de una manera distinta.

La lógica de ser duro que resulta del imperativo de ‘sé hombre’ es la lógica de cerrar el corazón y así evitar una comunicación más profunda, y sostener una visión rígida e insensible hacia ‘los otros’.

Por esta razón, ser duro no es de ayuda para la construcción de la vida en común.

Necesitamos en cambio, ser fuertes, firmes y activos para crear sociedades contemporáneas que sean inclusivas e igualitarias.

Ser fuerte está en el trasfondo de la invitación: ‘sé humano’, que es muy diferente de ser duro.

La fuerza abre un espacio para reconocer nuestra vulnerabilidad (muchos de nosotros quizá seremos más vulnerables con la edad; todos nosotros moriremos en el futuro) y nuestra sensibilidad. Como una parte de esta sensibilidad, ‘sé, humano’ nos permite reconocer también que el lugar en el que nos encontramos no es necesariamente el resultado de nuestras decisiones.

Ser fuertes implica tomar seriamente nuestras ideas, sentimientos y acciones y ser, al mismo tiempo críticos de ellas.

“Después de todo”, diría bellamente Eduardo Galeano, “somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”. ¡Seamos humanos!

(Fotos: Pixabay)

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